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Lunes 04 de Agosto del 2025

02-08-2025

Editorial

Venalidad, impericia y caos en Catastro Provincial

“De pronto ya no tenía tierra, y, muy pronto, ni siquiera casa”. La avaricia, la violencia y la degradación moral; la obsesión de la propiedad de la tierra.

Ni más ni menos, la novela La Tierra, del francés Émile Zola describe la tierra como una fuerza devoradora: “La tierra los tenía atrapados, los alimentaba y los devoraba al mismo tiempo”.

“De pronto -contaba un riojano que se dedicaba a la curandería- fui convocado a una reunión en un organismo estatal, donde me tuvieron toda la mañana. Cuando regresé a mi casa, esta ya no estaba. Había sido devorada por una máquina vial”, como para parafrasear el libro citado.

Esa casa estaba en las celebérrimas tres mil hectáreas, pero el hombre tenía su casa bien construida desde hacía más de treinta años. Lo de “la posesión supera al título” del Código Civil ha quedado inservible y enterrado para siempre en esta provincia.

Los funcionarios viven en una lucha constante por heredar y acumular tierras, incluso a costa de la traición, diría Zola en su célebre libro y con otras palabras.

Y el hombre, el curandero, murió de un infarto, pero ha quedado como legado toda su documentación que avala esta historia.

La Rioja tiene el triste récord de ser la provincia que en un 85 por ciento su tierra no está saneada, es decir, carece de dominio o del mal llamado “título perfecto” que en esta latitud esa frase ya es una marca registrada.

De allí las denuncias, contradenuncias, peleas intervecinales, violencia a golpes, palizas, robos, vandalismo, amenazas; algunas muertes notables, asesinatos que no han disminuido el grave problema que aqueja a la sociedad y que el gobierno -por más intentos o buena intención- no ha podido sobrepasar esta materia.

Es imposible no ahondar en el antaño Catastro Provincial que era el orgullo de los riojanos; una señera institución ordenada, organizada, y una emulación para otras del resto del país y que se fue degradando merced a políticas erráticas y cuándo no, por la corrupción, prebendas, coimas, usucapientes apócrifos, jueces venales, policías comprados y todas las argucias legales para obtener un dominio ilegitimo, en tanto los verdaderos poseedores o se resignan, o luchan, o “abandonan el pueblo”, otra vez el parafraseo de La Terre de Zola.

Hoy la Dirección Provincial de Catastro Provincial es un organismo con siete décadas de historia, que no le sirvieron para estar a la vanguardia del país, tal era su proyección primaria.

Por el contrario, todo su sistema técnico está colapsando, y como decía uno de sus empleados: “De continuar estas políticas de arrasamiento del organismo, en poco tiempo haremos nuestras mensuras mirando las estrellas como hace siglos”. Un poco exagerado, pero da una imagen de lo que sucede.

Cuando el poder abruma y la necedad es un hecho, la impunidad ni se sonroja y se la muestra públicamente. ¿Dónde se ha visto que un padre director de Catastro le firme planos de mensuras amañados y mal confeccionados a su propio hijo? Acertó. Aunque no lo crea, acá en La Rioja. Impunidad pública, pacífica e ininterrumpida desde hace años.

“La obsesión por la propiedad” hizo que finalmente el protagonista de la novela, “horrorizado por la crueldad, abandone el pueblo”, pero así como hay músculos que no duermen pergeñando cómo harán para cercenar la cerca de su vecino, y que la ambición no descanse, existe la firme voluntad de abogados, escribanos, ingenieros agrimensores y los tenedores de tierras, poner todo su activo intelectual para no dejar que esto continúe. Una luz en el túnel.

Somos testigos a diario sobre las cosas de Catastro, donde su titular y su hijo fueron sancionados duramente, pero las autoridades que tendrían que haberlo eyectado de ese organismo, no dijeron ni una palabra. Falsedad ideológica, incompatibilidad, desgano y un profundo desprecio por la tarea encomendada.

Expedientes que vuelan y otros que son escondidos, perdidos o simplemente se les da otro destino burocrático larguísimo para que el que vuela, llegue primero a la justicia para su correspondiente y falsa usucapión. ¿Desconocen el daño que hacen a decenas y decenas de familias pese a los eslóganes “Provincia que late”, y otro diría “late tanto que la arritmia lleva al infarto”?

El director fue sancionado por el Colegio de Agrimensores por haber incurrido en conflicto de intereses al firmarle las mensuras a su propio hijo, entre otros conceptos, entonces decidió acatar en parte este fallo y confeccionó una disposición para que la segunda en el cargo firmase en su lugar.

Reza la disposición que su ausencia determinaría la firma de su segunda en los trabajos de su hijo, pero he aquí que su ausencia es muy notoria pues continúa firme y atornillado en el sillón de Catastro. Otra figura delictiva.

Para corregir la verdad hay que tener sagacidad y hasta de eso carecen.
 

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