Mercedes-Benz confirmó la venta de su planta en la localidad bonaerense de Virrey del Pino, un importante centro de producción en la provincia de Buenos Aires. El comprador será el empresario Pablo Peralta, quien se unirá a un grupo de inversores para adquirir la planta. Esta venta marca el fin de 70 años de presencia de la marca alemana en Argentina, aunque la división de vehículos pesados de Mercedes-Benz, que se enfoca en la fabricación de camiones y buses, continuará su producción en el país con una nueva planta en Zárate.
La incertidumbre entre los trabajadores
A raíz de este anuncio, los representantes del sindicato SMATA informaron a los trabajadores que el traspaso oficial ocurrirá el 25 de febrero. Sin embargo, el proceso de cambio de propiedad llevará más tiempo. En una reunión con los empleados, los delegados confirmaron que, con la creación de la nueva empresa, los trabajadores deberán firmar un acuerdo de traspaso. Según lo explicado, las condiciones laborales actuales, incluyendo antigüedad, categorías y convenios colectivos, se mantendrán. No obstante, esta noticia no fue bien recibida por muchos trabajadores, quienes esperaban algún tipo de resarcimiento o un plan de retiro, especialmente aquellos con más de 20 años de antigüedad en la firma alemana.
La postura de los ejecutivos y el contexto económico
A pesar de las expectativas de los empleados, los delegados también transmitieron que, según el presidente de Mercedes-Benz Argentina, Manuel Mantilla, si la empresa tuviera los recursos suficientes, preferiría indemnizar a todo el personal y cerrar la planta. Sin embargo, al no contar con esos fondos, la alternativa fue vender la planta a un empresario local. La situación financiera y los cambios globales en la estructura de Mercedes-Benz llevaron a esta decisión que, aunque esperada en el contexto de la división global de la automotriz, genera preocupación entre los empleados.