El nuevo canciller Gerardo Werthein, quien asumirá tras la salida de Diana Mondino, comenzará su gestión en el Ministerio de Relaciones Exteriores con una serie de reformas para reducir gastos diplomáticos, siguiendo una línea planteada previamente por su antecesora. La principal medida será el cierre de embajadas y consulados en países sin una fuerte relación comercial con Argentina, reemplazándolos por Agencias Nacionales, que operarán con menos personal y financiamiento pero seguirán asistiendo a ciudadanos argentinos.

Además del cierre de embajadas, Werthein pedirá las renuncias de secretarios y subsecretarios designados por Mondino. Entre los funcionarios que dejarán sus cargos están Marcelo Cima, Paola Di Chiaro, y Ernesto Gaspari, mientras que el único secretario que permanecerá es Nahuel Sotelo, de Culto y Civilización, quien tiene vínculos cercanos con el Vaticano y el asesor presidencial Santiago Caputo.

Desde el Gobierno se argumenta que los embajadores tienen sueldos elevados, estimados en unos 20 mil dólares mensuales, y que varios de ellos son prescindibles. También se planifica una reforma para limitar los gastos diplomáticos, incluyendo restricciones en los costos de viaje y una posible reducción salarial. Un funcionario del Gobierno señaló: “Vamos a ver si no lo podemos hacer”, respecto a ajustar los sueldos de embajadores, sugiriendo que los ajustes serán profundos.

Werthein se reunió con Javier Milei para definir el nuevo esquema de la Cancillería y establecer prioridades en la política exterior, buscando distanciarse de líneas como la Agenda 2030. Según una carta previa del Presidente, se advierte que los funcionarios diplomáticos que no se adapten a “las ideas de la libertad” deberán abandonar sus cargos.