Argentina transita un brote histórico de dengue con más de 120 mil casos confirmados y 79 muertes en los últimos nueve meses, guardias y salas de internación repletas de pacientes con esta enfermedad. A pesar que el gobierno no tiene pensado iniciar una campaña de inoculación, los expertos afirman que contribuiría a frenar los casos graves. De hecho, los especialistas de la Organización Panamericana de la Salud recomendaron a principio de año “considerar el uso de la vacuna TAK-003 (denominada Qdenga) para los niños de 6 a 16 años que viven en entornos con alta carga de enfermedad por dengue y alta intensidad de transmisión”.
Para conocer los factores que impulsaron las cifras actuales y la importancia de una estrategia de vacunación ante el avance del dengue, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes dialogó con referentes nacionales de la virología y la inmunología.
“Hay que conocer profundamente la epidemiología de la enfermedad para la cual se quiere aplicar esa vacuna y tener en cuenta una planificación a largo plazo. Sería interesante poder pensar en una estrategia de vacunación de cara al próximo verano. Lógico que ahora no va a representar un gran cambio en esta situación, pero sí puede ser muy importante para el próximo periodo que comienza cuando vuelva el verano”, señala Sandra Goñi, directora del Laboratorio de Virus Emergentes de la Universidad Nacional de Quilmes.
La importancia de vacunar
Pensar que no se necesita vacunar ahora solo porque la inmunidad aparecerá en cuatro meses es un error. Aunque las personas que se contagiaron en esta temporada van a estar protegidas contra el mismo serotipo de dengue que las infectó, correrán el riesgo de tener dengue grave si se infectan con un serotipo diferente. Por lo tanto, iniciar una campaña de inoculación servirá para la próxima temporada alta de dengue.
A la hora de justificar un plan de vacunación, el inmunólogo del Conicet Jorge Geffner hace hincapié en la mayor cantidad de casos y fallecidos que hubo respecto de 2022, y a su vez advierte que esas cifras no se tienen en cuenta a la hora de elaborar una estrategia. “Como no se denuncia el conjunto de los casos, no sabemos si estamos tres, cinco u ocho veces arriba en relación a la temporada anterior. Sumado a que se registró dengue durante todo 2023, podría ser una pauta para la inoculación porque la protección que impone la vacuna es de al menos de cinco años”, subraya.
En la misma línea, el virólogo del Conicet Mario Lozano agrega que “la vacuna está diseñada para evitar que en la segunda infección nos afecte un dengue grave, donde la proporción de fallecimientos gira en torno al 30 por ciento. Entonces, disminuir eso es muy importante y lo lógico sería que la prescripción de la vacuna por parte de las autoridades fuera para aquellas personas que ya tuvieron casos de dengue previamente”.
“Es importante que a partir de ahora programemos la vacunación de la mayor cantidad de gente que ya tuvo dengue en la Argentina. El objetivo es evitar que en el verano del 2025 esa gente tenga el riesgo agravado de sufrir el dengue hemorrágico con riesgo de muerte”, advierte Lozano.
Qué dicen los estudios
Aunque el vocero presidencial Manuel Adorni afirmó que “no están comprobados” los niveles de efectividad de la vacuna, hay estudios que sí lo confirman en población pediátrica. La investigación hecha con alrededor de 20 mil jóvenes demostró que, un mes después de la segunda dosis, el nivel de eficacia para prevenir infecciones severas es del 80 por ciento. A pesar que no hay análisis en adultos, los resultados pueden extrapolarse.
“Si bien no hay estudios publicados de efectividad en los adultos, sí hay de inmunogenicidad, es decir, cuánto levantan los anticuerpos en los adultos. El resultado determinó que lo hacen en forma similar a lo que hacen los chicos mayores a uno o dos años. Por lo tanto, estamos en condiciones de extrapolar que si los niveles de anticuerpos, que son los mediadores centrales de la protección, levantan en la población adulta en forma similar a lo pediátrico, el nivel de eficacia para prevenir la infección severa debe ser muy, muy similar”, resalta Geffner.
Contexto adverso
El país atraviesa una situación inédita: por primera vez el dengue es autóctono, es decir, que no desapareció del territorio nacional durante el invierno. En particular en la zona del noreste, desde enero y febrero de 2023 hasta ahora hubo casos de forma continua. “Entre mayo, junio y julio, el dengue desaparecía antes de todos los territorios de nuestra república, y eso no sucedió en esta temporada”, subraya Mario Lozano, quien también es investigador y docente de la UNQ.
Otro agravante en esta temporada es que por primera vez está circulando una variante diferente a la que fue mayoritaria en todas las anteriores epidemias de dengue. “Antes la variante que circulaba era el serotipo 1 de dengue, mientras que ahora la variante mayoritaria es el serotipo 2. Sin embargo, también continúa circulando en menor medida el serotipo 1”, destaca Lozano.
Además, a este panorama se le suma otro problema: la elevada presencia del mosquito vector de la transmisión en muchas provincias desplazó la frontera del dengue hacia el sur y hasta en la Patagonia se reportaron casos, algo que es inédito.