El nuevo Ejecutivo británico deberá asumir el control del Gobierno de Irlanda del Norte ante un bloqueo político regional vinculado al Brexit que se suma a las crisis política y económica que atraviesa el Reino Unido en su conjunto.
Los partidos políticos pro y antibritánicos de Irlanda del Norte, reunidos en el Parlamento regional, debían llegar a un acuerdo para formar Gobierno antes de la medianoche, pero el plazo se cumplió sin que se alcanzara el consenso.
El parlamento norirlandés se reunió en Belfast, pero el acuerdo fue rechazado por el líder del partido unionista DUP, Jeffrey Donaldson, quien anunció que su formación no votaría para designar a un presidente de la cámara dado que no hubo cambios desde febrero, cuando hicieron caer al anterior gobierno regional.
"Hay que eliminar las piedras del protocolo, que socavó nuestra economía e inhibió nuestra capacidad de comerciar dentro de nuestro propio país", afirmó, en referencia al "protocolo posbrexit", antes de la fallida votación.
La provincia británica del norte de la isla de Irlanda, cuyo Gobierno deben compartir ambos sectores rivales, está sumida en la crisis política desde que el partido republicano o antibritánico Sinn Féin ganó por primera vez las elecciones regionales, hace siete meses.
Sin embargo, el Sinn Féin no pudo formar Gobierno porque el Partido Unionista Democrático (DUP), la principal fuerza probritánica, se niega a hacerlo en protesta por los acuerdos posbrexit aplicados en el territorio, llamados Protocolo de Irlanda del Norte.
El protocolo, acordado por el Reino Unido y la Unión Europea (UE) con motivo del divorcio, establece controles aduaneros -es decir, aranceles- para productos que ingresan en Irlanda del Norte desde cualquier otro punto del Reino Unido.
La medida fue diseñada para superar el escollo que representaba para el Brexit la necesidad de mantener abierta la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que es un Estado de la UE.
Un conflicto armado de tres décadas entre republicanos y unionistas norirlandeses remitió con la firma en 1998 de un acuerdo llamado de Viernes Santo que estipula que la región es parte del Reino Unido, pero que la frontera entre ambas Irlandas debe estar abierta.
Para no contravenir a este último punto, Londres acordó con la UE, en vez de grabar su comercio a través de la frontera en Irlanda, imponer a aranceles a los productos que llegan a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña y el resto de las islas del Reino Unido.
La medida conformó a los republicanos, pero los unionistas se oponen porque dice que esto los discrimina y amenaza su lugar dentro del Reino Unido.
Tras las elecciones de mayo y el triunfo del Sinn Féin, el DUP mantuvo su bloqueo sobre la operación de un Ejecutivo en pleno funcionamiento y se negó a nominar a un viceprimer ministro, lo que hizo imposible la formación de un nuevo ejecutivo ministerial.
El ministro británico para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, advirtió que se convocarán nuevas elecciones a la Asamblea de Irlanda del Norte si esta no lograba superar este jueves el estancamiento.
Antes de comenzar el debate previsto para este jueves, la Asamblea de Irlanda del Norte no logró elegir un nuevo orador solo unas horas antes de la fecha límite para nuevas elecciones.
El conflicto resurge dos días después del nombramiento del nuevo primer ministro británico, Rishi Sunak, luego de una crisis política motivada por otra económica y que forzó la renuncia de su antecesora y correligionaria conservadora, la expremier Liz Truss.
Además de tener que resolver un aumento del costo de vida y problemas de déficit que han provocado huelgas y caos en los mercados, Sunak debe lidiar ahora con el Protocolo de Irlanda del Norte si quiere lograr la restauración de la autonomía en ese territorio.
El año pasado, el Gobierno del primer ministro Boris Johnson, el antecesor conservador de Truss, presentó un controvertido proyecto de ley en el Parlamento que podría anular partes del protocolo y facilitar el flujo de productos desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte.
El proyecto, que fue aprobado por la Cámara de los Comunes y actualmente está siendo debatido en la Cámara de los Lores, no solo afectaría la relación del Reino Unido con la UE, sino también las reglas para las empresas en Irlanda del Norte y el futuro del gobierno descentralizado de Irlanda del Norte.
Sunak, en cambio, insinuó estar a favor de un enfoque más conciliador que algunos diputados conservadores euroescépticos de línea más dura y, según la cadena BBC, dijo que prefiere un acuerdo negociado y asegurarse de que el lugar de Irlanda del Norte en el Reino Unido esté asegurado.
Un sondeo de la cadena Sky News mostró que no hay mucho interés de que se celebre otra elección, previsiblemente en diciembre, dado que costará 6,5 millones de libras esterlinas en medio de la crisis inflacionaria.