En algunas especialidades, como oncología, llegan a recomendar de 20 minutos a una hora por paciente.
La actual gestión de APOS se vio en la necesidad de ordenar años de desidia para con las exigencias de la corporación médica, ya que contaba con una deuda de alrededor de mil millones de pesos y no había control del cumplimiento de las normas operativas ya que las y los afiliados se veían obligados a pagar sumas exorbitantes en negro para acceder al primer nivel de atención.
Teniendo en cuenta que el 95% de nuestros prestadores trabaja en el sector público, no había tiempo físico real para la cantidad exorbitante de consultas que luego facturaban a la OSP. EL tiempo de atención a las y los pacientes se llegó a calcular de entre 3 y 4 minutos, tiempo por demás insuficiente para la atención de calidad.
Uno de los principales focos de conflicto fue, en un alto porcentaje, la atención a las y los pacientes con enfermedades crónicas. La mala calidad de atención en consultas ambulatorias repercutía en la falta de control y en un rápido deterioro de la salud de afiliados y afiliadas que durante meses solo asistían a los consultorios para que se les repitiera la receta sin tomar contacto con el médico. Esta consulta era facturada a la obra social sin haberse concretado.
No obligamos a ningún profesional a prestar servicios si no están de acuerdo con nuestras normas operativas, ni mucho menos los tenemos de “rehenes”, están en libertad de trabajar o no para la obra social provincial.