El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, afirmó este domingo que su país estaba "trabajando activamente" en un acuerdo con Polonia para enviar aviones de guerra a Ucrania, mientras Rusia advirtió a los países vecinos del riesgo que supone acoger aeronaves a utilizar por Ucrania en el conflicto entre ambos Estados.
"No puedo hablar de plazos, pero sí puedo decir que trabajamos en ello de forma muy, muy activa", dijo Blinken a la prensa durante un visita a Moldavia, un país fronterizo con Ucrania, y agregó que se mantiene informado sobre "la última hora de las necesidades" de Ucrania.
"Estamos tratando ahora de forma activa el tema de los aviones que Polonia podría proporcionar a Ucrania, y veremos de qué forma podemos compensar si Polonia decide suministrar esos aparatos", agregó, informó la agencia de noticias AFP.
El acuerdo incluiría la entrega de Polonia a Ucrania de aviones de guerra de la época soviética a cambio de recibir aviones caza estadounidenses F-16, informaron varios medios estadounidenses.
Esta gestión de los gobiernos de Estados Unidos y Polonia llegó un día después de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidiera esta ayuda a legisladores estadounidenses durante una videollamada privada.
El líder de la minoritaria bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo que Zelenski pidió facilitar la transferencia de aviones de guerra desde países de Europa del este.
El anuncio de Estados Unidos se produjo el mismo día en que el vocero del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, anunció que "prácticamente" Rusia había destruido "toda la aviación del régimen de Kiev apta para el combate" y agregó: "Pero sabemos por una fuente segura que algunos aparatos ucranianos volaron hacia Rumania y otros países vecinos".
"La utilización de redes de aeródromos de estos países como base para aviones militares ucranianos y su uso posterior contra las fuerzas armadas rusas podría ser considerado como una implicación de estos países en el conflicto armado", precisó.
La declaración de Konashenkov sucedió luego de que el sábado el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtiera que su país consideraría como cobeligerante a cualquier país que intente imponer una zona de exclusión aérea en Ucrania.
El gobierno ruso "ya puede intentar meternos miedo, no tenemos ninguna razón para sentirnos amenazados", reaccionó Nicolae Ciuca, el primer ministro de Rumania, un país fronterizo con Ucrania.
Ciuca mencionó un incidente reportado por el ejército rumano el 24 de febrero, primer día de la ofensiva rusa, cuando un avión de combate ucraniano fue obligado a aterrizar en Rumania, y el piloto explicó que había tenido problemas técnicos a bordo.
"El avión volvió a despegar (el 1 de marzo) no armado desde Rumania, justo para evitar cualquier posible acusación" por parte de Moscú, subrayó el primer ministro, y precisó que las autoridades rumanas hicieron público el incidente "con total transparencia".
Ucrania, donde el ejército ruso realiza una intervención desde el 24 de febrero, insta a los países occidentales a establecer una zona de exclusión aérea sobre su territorio, algo que la OTAN rechazó, argumentando un fuerte riesgo de confrontación directa con Moscú.
Según Ciuca, el anuncio de Rusia "es pura retórica para desviar la atención de lo que está ocurriendo realmente en el terreno: civiles muertos, normas de un conflicto armado que están siendo burladas".
El línea con Ciuca, desde Moldavia, Blinken también afirmó que su país recibió "informes muy creíbles" de que Rusia había cometido crímenes de guerra durante su invasión de Ucrania, particularmente al atacar a civiles.
“Hemos visto informes muy creíbles de ataques deliberados contra civiles, lo que constituiría un crimen de guerra”, aseguró a la cadena CNN.
En la misma línea, detalló que Estados Unidos pretende "documentar todo esto, juntarlo todo, analizarlo" y que "a medida que las personas y las organizaciones e instituciones apropiadas investiguen" si se cometen "crímenes de guerra", buscarán "apoyar lo que estén haciendo".