Una ola de sanciones, algunas ya adoptadas y otras por venir en materia financiera y comercial, una severa condena de buena parte de la comunidad internacional e insistentes llamados a retirar sus fuerzas de Ucrania fueron las primeras reacciones que generó Rusia con su decisión de iniciar la ofensiva contra su exrepública.
A un primer comunicado del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el que habló de una guerra "injustificada" que acarreará consecuencias "catastróficas", le siguió después una conferencia de prensa en la que lamentó el ataque “sin provocación, sin justificación y sin necesidad”.
"(Vladimir) Putin es el agresor, eligió la guerra y ahora enfrentará las consecuencias. Será un paria en la escena internacional. Esto va a imponer un costo severo a la economía rusa, tanto de inmediato como con el tiempo”, advirtió el jefe de la casa Blanca.
A su turno, el primer ministro británico, Boris Johnson, calificó a Putin de "dictador" y condenó los "horrendos acontecimientos en Ucrania" que se traducirán en "derramamiento de sangre y destrucción".
Ante el Parlamento, Johnson anunció el cierre de su espacio aéreo a la aerolínea rusa Aeroflot, el congelamiento de las finanzas de grupos bancarios –que implica "excluir por completo a los bancos rusos del sector financiero británico”- y fabricantes de armas y penalidades para cinco magnates rusos.
También el presidente de Francia, Emmanuel Macron, prometió sanciones inminentes contra Rusia por el ataque, un "punto de inflexión" en la historia de Europa.
El jefe de Gobierno alemán, el canciller federal Olaf Scholz, condenó el ataque ruso contra Ucrania, habló de "un día oscuro para Europa" y prometió "solidaridad total" con Kiev.
En una declaración en la sede del Gobierno en Berlín, el socialdemócrata Scholz dijo que nuevas sanciones que serán impuestas a Rusia por Alemania y sus aliados mostrarán que el "Putin ha cometido un serio error con esta guerra".
En conferencia de prensa en Ottawa, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció sanciones contra 58 personas y entidades rusas por la ofensiva, a la que describió como "una amenaza enorme para la seguridad y la paz en todo el mundo".
"Hoy, a la luz del ataque militar imprudente y peligroso de Rusia, estamos imponiendo más sanciones severas", dijo Trudeau.
Las penalidades apuntan a miembros de la élite rusa y sus familias, el grupo Wagner -una empresa militar privada- y a los bancos rusos, detalló el primer ministro, y agregó que Canadá cancelaría también los permisos de exportación para Rusia.
Habrá otra tanda de sanciones que dispondrá el G7, según confirmaron este jueves los respectivos líderes en una reunión virtual de 70 minutos, encuentro en el que juzgaron al ataque ruso como "una seria amenaza para el orden internacional, con ramificaciones más allá de Europa".
El bloque se declaró “listo para actuar, si es necesario para hacer frente a posibles perturbaciones" en la provisión de energía, según el comunicado final.
Mientras, el secretario general de la ONU, António Guterres, tras una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, dijo que la ofensiva rusa "debe parar ya".
Guterres imploró a Putin que "en nombre de la humanidad, lleve de vuelta las tropas a Rusia", tras afirmar que este es "el día más triste" que tuvo al frente de la ONU.
La Unión Europea (UE), por su parte, condenó con fuerza el ataque "injustificado de Rusia en Ucrania".
"En estas horas oscuras, nuestros pensamientos están con Ucrania y las mujeres, hombres y niños inocentes que enfrentan este ataque no provocado y temen por sus vidas", declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Las sanciones, que no fueron especificadas, "cubrirán los sectores financiero, de energía y de transportes de Rusia", señala la Declaración emitida tras la cumbre, y deberían ser adoptadas "sin demora".
Las medidas concernirán además el control de las exportaciones, la emisión de visados y la inclusión de funcionarios rusos en la lista de sancionados.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció el "ataque irresponsable y no provocado" de Rusia contra Ucrania, y alertó que ponía "incontables vidas en riesgo".
Stoltenberg dijo que la OTAN no enviará tropas a defender a Ucrania, pero anunció haber activado sus "planes de defensa" en las naciones que la rodean y anunció para este viernes una cumbre virtual de emergencia.
Desde Roma, el jefe del Gobierno italiano, el primer ministro Mario Draghi, pidió que Rusia "retire sus fuerzas de las fronteras de Ucrania de forma incondicional".
"Le pedimos al presidente Putin que ponga fin inmediatamente al derramamiento de sangre y que retire sus fuerzas militares de las fronteras de Ucrania de modo incondicional", planteó Draghi en conferencia de prensa.
Una declaración del Vaticano, mientras, llamó a evitar "la locura y los horrores de la guerra" y advirtió por "escenarios trágicos" a raíz de la escalada militar rusa, aunque planteó que aún hay "espacio para la negociación".
"De frente a los desarrollos de hoy en la crisis en Ucrania, resaltan todavía más claras y sentidas las palabras que el Santo Padre Francisco pronunció ayer al terminar la Audiencia General", reseñó el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, en el texto.
Desmarcándose de la mayoría de las reacciones, el canciller chino, Wang Yi, dijo que Beijing "comprende las preocupaciones razonables de Rusia en materia de seguridad", en una charla telefónica con su homólogo ruso, Serguei Lavrov.
Para Rusia las consecuencias pueden llegar incluso al deporte: por un lado, la Unión Europea de Fútbol Asociado (UEFA) analizará este viernes si mantiene que la final de la Liga de Campeones sea en San Petersburgo y la situación de equipos rusos y ucranianos en las competencias continentales, y, por el otro, comienza a evaluarse quitarle al país la fecha de Fórmula 1, un punto sobre el que ya se expresaron los campeones Max Verstappen y Sebastian Vettel.