En medio de un brote de la variante Ómicron del coronavirus, el estado australiano de Nueva Gales del Sur reportó este domingo 16 muertes, el día más mortífero de la pandemia, justo cuando se relajaron las restricciones para permitir que algunos trabajadores esenciales en aislamiento regresen al trabajo, de ser asintomáticos.
La cifra supera el récord anterior de 15 muertes en Nueva Gales del Sur, que se alcanzó dos veces, el 29 de septiembre y el 1 de octubre del año pasado, cuando el estado más poblado del mayor país de Oceanía fue golpeado por un enorme brote de la variante Delta del virus.
También se informaron poco más de 30.000 casos nuevos en el estado, cuya capital es Sydney, y 1.927 personas en hospitales, incluidas 151 en cuidados intensivos.
Tras los nuevos casos, más de 230.000 personas debieron quedar en aislamiento.
Si bien no hay estadísticas que determinen cuántos de estos 30.000 casos corresponden a trabajadores esenciales en los sectores alimentario y manufacturero, algunos empleadores indicaron que hasta la mitad de sus trabajadores debieron suspender sus labores y mantener los días de aislamiento luego de entrar en contacto con un caso positivo.
La variante Ómicron impactó fuertemente el estado y los sectores de procesamiento de alimentos y las cadenas de suministro se vieron afectados al punto que varios ciudadanos informaron el desabastecimiento en supermercados.
"Los trabajadores esenciales de los sectores de la logística y de fabricación de alimentos que están asilados por ser contacto estrecho podrán salir del autoaislamiento para asistir al trabajo si no tienen síntomas de Covid-19, para garantizar que el estado tenga acceso continuo a los bienes esenciales", informó este domingo el Ministerio de Salud de Nueva Gales del Sur a través de un comunicado.
Los trabajadores solo podrán salir del autoaislamiento si su empleador decide que su ausencia representa un alto riesgo en la interrupción de la prestación de servicios esenciales y si no pueden trabajar desde casa, agregó la nota, informó la cadena pública australiana ABC.
Los trabajadores que regresen deberán usar tapabocas y cumplir con los protocoles de gestión de riesgos exigidas por sus empleadores, incluidas las pruebas rápidas diarias de antígenos.
Si dan positivo, tendrán que volver al aislamiento.
Estas nuevas reglas se aplicarán en los campos de la agricultura al personal de bioseguridad e inocuidad alimentaria que realiza tareas esenciales; en el de la manufactura para la producción de alimentos, bebidas, productos de limpieza y sanitarios; y en el de transporte a logística y entrega de alimentos.
Por su parte, el estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, informó este domingo 44.155 nuevos casos.
Los números no reflejan necesariamente la verdadera propagación del virus, ya que solo cuentan el número de casos registrados.
La secuenciación realizada por las autoridades sanitarias mostró que alrededor del 80% de los casos nuevos eran de la variante Ómicron.
Victoria registró este domingo ocho muertes, pero el ministro de Salud de Australia, Greg Hunt, dijo que los casos de enfermedad grave son relativamente bajos en medio de la propagación de esta nueva variante.
Desde mediados de diciembre del año pasado, Australia comenzó a experimentar una curva ascendente de contagios a nivel exponencial, sin precedentes desde el inicio de la pandemia.
Desde ese entonces, el país ha estado registrando números récord sucesivos de nuevas infecciones diarias.
El pasado sábado informó 116.024 nuevos casos, rompiendo el récord del día anterior de poco más de 78.000.
Casi 100.000 de los nuevos casos se produjeron en los estados más poblados: Victoria, que alberga el próximo torneo de tenis del Abierto de Australia en Melbourne, y Nueva Gales del Sur.
Desde el inicio de la pandemia, el país acumula 684.000 casos y 2.301 muertes a causa de la enfermedad.