Los ministros de Salud de los países del Grupo de los Siete (G7) instaron este jueves a la cooperación contra la variante Ómicron de coronavirus, que calificaron como la "mayor amenaza actual para la salud pública mundial" y a su vez destacaron la importancia de un acceso equitativo a las vacunas.
Tras su última reunión bajo la presidencia británica del G7, se mostraron "profundamente preocupados por el aumento del número de casos" de la nueva cepa y consideraron "más importante que nunca cooperar estrechamente", así como "vigilar y compartir datos".
"Esto será clave frente a una situación que avanza rápidamente", plantearon.
Los ministros de Salud de las grandes potencias del G7 "reiteraron su compromiso" frente a las promesas del G7 y del G20 para "luchar contra la pandemia en curso y construir las defensas para el futuro".
Subrayaron que "trabajar juntos es crucial frente a la ola de Ómicron que crece rápidamente" y destacaron la importancia de un "acceso equitativo a los diagnósticos, a la secuenciación del genoma, y a las vacunas y los tratamientos".
Respecto a las vacunas, insistieron en la importancia de las campañas de refuerzo, las "pruebas regulares" y las medidas "no farmacéuticas", reseñó la agencia de noticias AFP.
La mutación Ómicron, detectada primeramente en Sudáfrica, ya está haciendo estragos en casi todo el mundo y si bien es al parecer mucho menos letal que su antecesora Delta, presenta una supersónica capacidad de propagación y es de alta contagiosidad, según advirtió la Organización Mundial de la Salud en sus últimos informes.
El 29 de noviembre, el G7 ya había alertado que Ómicron es "altamente transmisible" y pidió una "acción urgente" para contrarrestarla.
Se denomina G7 al grupo de países cuyo peso político, económico y militar es considerado relevante a escala global, y está conformado por Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá, Italia y Japón.