No hay bolsillo que resista es quizás la frase más trillada, pero tan real para graficar lo que está sucediendo con la carne. Entre el último día de noviembre y el primero de diciembre, la media res pasó de valer $268 el kilo a $293, es decir, un aumento del 9,3% en apenas 2 días, que se traslada casi en su totalidad a la góndola. A la par, carniceros alertan que las ventas cayeron 25% en el año.
Diciembre es un mes tradicionalmente de saltos de precios en todos los alimentos por las fiestas de fin de año, pero en esta ocasión con la carne se suman otros factores internos y externos para los brutales aumentos que se registran en especial desde octubre, pero que en 10 meses de 2020 acumulan una suba del 35% cuando en el mismo período, según el Indec, la inflación general de precios fue del 26,9%, es decir, 12 puntos por encima del costo de vida.
Y ni hablar si analizamos por cortes. El Osobuco, un corte popular y de consumo de los sectores en general de menores ingresos y los más afectados por la crisis, pasó de valer a fines de diciembre de 2019 unos $177 en promedio en carnicerías del AMBA, según las estadísticas de Ciccra, a los $259 en la actualidad, es decir, un 48,7% de aumento en 10 meses.
Y con el cerdo sucedió lo mismo. Se sabe que tradicionalmente es un sustituto de la carne, que suele tener valores más altos. Bueno, el pechito de cerdo trepó 47,5% en 10 meses de 2020. El único que se mantuvo al mismo nivel de la inflación general fue el pollo, con una suba del 28% entre enero y octubre de este año.
"La carne viene subiendo todas las semanas desde octubre, está imparable. Ya acumula 60 pesos de aumento de la media res, que se traslada a los cortes en las carnicerías. El problema cómo la gente va a hacer para comer porque está subiendo todo, no sólo la carne", contó en diálogo con minutouno.com Alberto Williams, presidente de la cámara de carnicerías porteñas.
El carnicero señaló, además, que en lo que va del año las ventas cayeron en el orden del 25%, una de las bajas las más altas en los últimos años.
POR QUÉ AUMENTÓ TANTO LA CARNE
Por un lado, se debe al alza de costos a causa de las medidas de seguridad e higiene por la pandemia de coronavirus; y por otro, una menor producción así como una disparada del precio del maíz y de la soja, base del alimento balanceado con el que dan de comer al ganado, al cerdo y a los pollos.
En 11 meses, el precio internacional del maíz subió 68% y el de la soja 80%. Por más que existan retenciones en el mercado interno, cuando sube el precio en el mercado externo, también aumenta en el local.
Así, en las cadenas productivas que tienen una relación directa con los valores de los granos se seguirán observando saltos de precios porque tanto el maíz como la soja son los productos que se usan para el balanceado y suplemento de animales. Y en la carne ocurre algo más, que es que se estima menor faena para las próximas semanas porque está ingresando un vacuno por dos que salen del matadero, y eso seguramente con menos oferta implique aumentos.
"Además, hay categorías de ganado que tienen puja con la exportación, entonces imagínate que entre vender en dólares y vender en pesos, si se puede exportar va para afuera", precisó el periodista especializado en campo Daniel Aprile.
Así las cosas, con aumentos de costos (granos) y precios pisados (Máximos o Cuidados) no hay forma de garantizar abastecimiento si no aumentan los precios. Alguien lo siente seguro, o el productor bajando lo que recibe o el consumidor pagando de más.
Lo que los carniceros y expertos estiman es que los incrementos de diciembre en la carne seguramente impacten más por zona y por corte, debido a que en muchos barrios populares no se puede "bancar" tantas alzas, en medio de la crisis por la pandemia de coronavirus y el arrastre de 3 años de recesión, con brutal pérdida de ingresos y hasta del empleo. por la clase baja.
"Lo que esperamos es que no suba más la carne porque ya la hacienda en pie está prácticamente al precio del dólar, y un kilo de carne a 500 pesos es un disparate, no lo va a comprar nadie", alertó Williams.
En este contexto, el Gobierno analiza con exportadores reeditar lo que ya se hizo: te dan carne para el mercado interno a precio competitivo en supermercados y les bajan las retenciones.