"Es un conjunto de medidas. Hasta acá tenemos casi 60 medidas que tienden a volver a poner en marcha la economía dando incentivos", resaltó el mandatario. Si bien no especificó el total de las iniciativas, sí resaltó que "buena parte del plan es obra pública y la construcción de viviendas".
"Son formidables movilizadores de la economía porque ayudan a mover muchas actividades y muchos sectores de la economía y no necesitás importar insumos", destacó.
En cuanto a la posibilidad de que se implemente un programa de blanqueo de capitales destinados a obras, tal como lo pidió la Cámara de la Construcción, el Presidente no se mostró muy afecto a la medida, pero no la descartó y afirmó que está "en estudio". "Me interesa mucho más que el dinero que se blanqueó y se quedó en paraísos fiscales vuelva a la Argentina", sostuvo.
En otro orden, Fernández se refirió a la negociación con los bonistas, que tiene como exponente más hostil al grupo de acreedores BlackRock, y subrayó que espera que sea "la última vez en la historia que la Argentina discuta el problema de la deuda". "Nos dimos un plan serio para que la Argentina pueda reordenar su deuda de manera tal que esa deuda se haga pagable sin que eso signifique nuevas postergaciones para sectores ya muy lastimados", apuntó.
Y agregó: "Siempre digo que por algún designio divino cada vez que me toca llegar el Gobierno la Argentina está en default. Yo no quiero que Alberto Fernández arregle su problema para gobernar, porque eso lo hubiera hecho el primer día".
En ese contexto, proyectó al futuro de una Argentina desendeudada e indicó que espera "no necesitar nada" una vez que se cumplan los compromisos. "Espero que la Argentina se recupere con sus propios recursos, con el impulso del Estado y que dejemos de endeudarnos porque la deuda nos condiciona", concluyó.