¿Quién podría soslayar el apoyo que el gobernador Ricardo Quintela pidió a toda la comunidad, y párrafo especial a los medios de comunicación?
Respecto a esa solicitud no nos cabe duda que nuestros medios estarán a la altura de las circunstancias y reforzaran el apoyo y seguirán difundiendo los hechos de gobierno, veraz e hidalgamente; si hay críticas esa es la sal de la tierra del periodismo y en cuanto a la objetividad ideal, pues esta no existe; cada uno plantea su realidad y desde su perspectiva.
Con respecto a la cuarentena, un sector de la prensa -precisamente la que no recibe pauta oficial o a la que se le ha quitado la misma y a la que no terminaron de pagar los contratos de la gestión anterior pese al apoyo brindado en la campaña política- le advirtió al señor gobernador que se estaba relajando de tal modo la cuarentena que esto iba a terminar en una estallido de contagios, del que aún no hemos visto su pleno desarrollo y del que en los próximos días seremos testigos.
No es presumir de agorero: es la experiencia; el testimonio vívido de lo que sucede en el planeta y particularmente en el país y algunas regiones. Digamos que en proporción a otras provincias que, como el Chaco, con una población que supera el millón doscientos mil personas, 14 contagios para La Rioja es una enormidad.
Celebramos entonces la vuelta a la fase 1 y esperemos que la esbelta y enigmática ministra del área se ocupe debidamente que las fuerzas de seguridad hagan cumplir a rajatabla las restricciones.
No creemos que la pandemia termine ni en julio, ni en agosto ni en setiembre; solo se alarga la agonía para que no colapse el sistema de salud hasta tanto la comunidad científica logre una vacuna eficaz.
En tanto la ciudadanía tendrá que soportar estoicamente el aislamiento, la distancia social, los protocolos, otros la soledad; la cuarentena en su esplendor, pero con un aditamento que el gobernador debe pensarlo, meditarlo y aplicarlo: una ayuda universal a todos los sectores que no facturan, que no pueden trabajar y aquellos que la están pasando mal.
La Rioja en estos momentos puede erogar y está en condiciones financieras de otorgar una ayuda universal a cada ciudadano que lo amerite, incluido los pequeños comerciantes que deben cerrar a partir de esta semana sus puertas.
Y en cuanto a la comunicación, como lo hemos reiterado, es pésima, teniendo en cuenta que el gobernador ahora pide apoyo -que nadie se lo va a retacear- pero la comunicación no puede restringirse a twitter y a las políticas obsesivas de género como único pivote. Comunicar es agradar; un estilo de elocuencia que carece la llamada Secretaría de Comunicación y Planificación Pública. Un título demasiado oneroso.
Las redes sociales cumplen una función nada desdeñable -pero además de su capacidad para el chismorreo, para escrachar, para difamar o calumniar- no tiene el peso ni la adecuación para informar debidamente; 140 caracteres para lo expedito y no para la reflexión.
Para eso están los medios tradicionales que la responsable del área no sabe cómo manejar, le falta pulso, conocimiento, intuición y políticas claras de cómo administrar la información pública que es toda una política y ciencia que hay que desarrollar y más en estos tiempos de crisis.
Finalmente, acudimos al llamado del señor gobernador y redoblaremos nuestros esfuerzos para apoyar como debe ser, en forma humilde, esforzada y clara las políticas que lleven el bien y el pan a la comunidad.