La justicia -precisamente- es el vórtice donde debería girar toda sociedad pues cuando se la imparte de manera imparcial los ciudadanos tienen trabajo, buen salario, seguridad, vivienda, educación, salud, transparente información pública, cuya sumatoria se traduce en el bienestar de los habitantes.
Nada de esto sucede en una Rioja que siempre inicia sus esperanzas con cada nuevo gobierno y al actual, sería injusto pedirle todo de acuerdo con las circunstancias que son de dominio público, salvo la de administrar bien lo que la ciudadanía le ha confiado momentáneamente y que es la cosa pública
Alguien le debería contar al gobernador Ricardo Quintela -quien entre sus promesas de campaña puso énfasis en cuidar el trabajo de los riojanos y generarlo además- que hay hermanos comprovincianos que han quedado sin trabajo en los primeros meses de su gestión.
Muchas familias, en esta Rioja que sigue mendicante del puerto -ya hecha hilachas sus pretensiones federales y a pesar de todos los gobiernos que se han sucedido desde 1983- carecen de alguna de las comidas diarias y que están a la espera que con compasión y justicia la luz de la solidaridad estatal en tiempos de pandemia llegue a cada hogar riojano.
Se sabe que el primer mandatario provincial ha cimentado su leyenda y el legendario lema “sentimiento” y “corazón” por su buena predisposición a favor de los más necesitados. Pero los chambelanes que lo rodean están corrigiendo algo de la verdad, o en todo caso la omiten, cuando tienen el turno de asesorar al jefe de Gobierno.
El gobierno ni es nepotismo ni amiguismo -no estamos valorando al riojano- pues esos vicios son los que han degenerado cualquier buena intención de cualquier gobernante; el nepotismo concluye con más nepotes en la función pública, en tanto que el amiguismo lleva a la creación implícita de grupos estancos de poder en desmedro de los ciudadanos.
Debe el gobernante administrar la cosa pública con equidad para todos los ciudadanos, demás está repetir que “todos” implica raza, religión, color político, sexo en sus diversidades, pobres y ricos; debe respetar y hacer respetar la ley.
Y precisamente la violación de la ley 23.208 hizo que la ciudadanía hace pocos días -y particularmente la fuerza policial- se sintiera agraviada por la transgresión en suplantar la bandera patria por la de otro colectivo, que merece toda la atención y consideración, a igual que cualquier otro habitante de nuestro país… equidad se dijo.
Alguien tiene que asesorarlo con buena intención y desapego a cualquier adscripción partidaria o de género; no soslayemos la buena voluntad ni inteligencia de Ricardo Quintela: Dada sus múltiples funciones, necesita más de la razón que la del corazón en estos momentos álgidos. Y mucho tienen que ver sus asesores.
La información pública es vital. Y la retórica del copete no es ajena a que la luz deba ser plena y clara y llenar cada recóndito de nuestra provincia. Incluso en la noche más oscura, la luz debe resplandecer.
La luz de la razón jamás se apaga.