Una medida del Banco Central que blindó de eventuales quitas esos auxilios gubernamentales también derivó en la anulación masiva por parte de las entidades financieras de los descuentos programados por los clientes para el pago de servicios. Este diario pudo constatar que en todo el sistema, tanto la banca pública como la privada, se descontinuaron débitos automáticos y quedó a cargo de cada cliente la responsabilidad de rehabilitarlos.
Según informó Ámbito.com, el inconveniente tiene mayor incidencia entre los más de dos millones de trabajadores que en abril y mayo recibieron subsidios para el pago de sus sueldos mediante el programa Asignación de Emergencia para el Trabajo y la Producción (ATP). Ese plan se implementó como una asistencia directa vía Anses en las cuentas sueldo de cada asalariado declaradas por sus empleadores. En el caso de los 9 millones de beneficiarios del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), buena parte de esa asistencia se instrumentó a través de nuevas cuentas DNI y por lo tanto, no sujetas a débitos previos.
La complicación masiva deviene de una decisión del Gobierno con un objetivo social: garantizar que los perceptores de subsidios creados durante la pandemia y pertenecientes a los sectores más vulnerables recibieran la totalidad del pago sin descuentos por deudas preexistentes como las de tarjeta de crédito, préstamos de Anses u otras adquiridas cuando no se había declarado el aislamiento social preventivo y obligatorio.
Así quedó plasmado en la Comunicación “B” 11996 del BCRA a los bancos, del 24 de abril, que blindó los IFE, y luego se ratificó el mismo temperamento para los ATP: ese texto señala que a partir de la creación del subsidio, “dado su carácter netamente alimentario”, no corresponde “deducir de ese beneficio ningún tipo de concepto, sea por operaciones concertadas con la propia entidad financiera pagadora o con terceros, tales como cuotas de préstamos otorgados con o sin código de descuento, comisiones o cargos por servicios adicionales a la cuenta contratados por el beneficiario, débitos automáticos para el pago de impuestos, servicios y otros conceptos”.
Aquella premisa del Central no discriminó el monto del subsidio de otros depositados por los beneficiarios en sus cajas de ahorro y terminó por dejar sin efecto todos los débitos preexistentes que hubiesen contratado los perceptores para evitar que tuvieran impacto sobre los pagos efectuados desde la Anses. En muchos casos, la vigencia de normas que impiden el corte de servicios durante la pandemia impidió que los clientes supieran hasta ahora que no contaban más con sus débitos automatizados.
La prohibición de cortes de servicios alcanza a los beneficiarios de planes sociales, jubilados que perciben haberes menores a dos salarios mínimos, personal doméstico, electrodependientes, microempresarios y cooperativistas. Pero incluso en esos casos las deudas se acumulan, mientras que para el resto corre el riesgo de interrupciones. Y se constataron otros casos, como los de personas que hubiesen puesto en débito automático el seguro de su vehículo y terminaran por circular sin cobertura por la interrupción de pagos.
En la banca pública explicaron que la incidencia de estos cortes fue menor dado que el sector tramitó más IFE que ATP. En el Provincia, por caso, dijeron haber detectado pocos casos porque la mayoría de los beneficiarios de subsidios son clientes nuevos que abrieron cajas de ahorro a través de sus cuentas DNI. Otros bancos privados, explicaron en el sector, llegaron a practicar el vaciado momentáneo de las cuentas sueldo y su rellenado en cuestión de segundos para evitar que se frustrara el débito de los servicios.
Los avisos de la interrupción de los débitos fueron escasos o nulos por parte de los bancos. Pero tampoco las empresas de servicios que toman el pago de sus cuotas de manera automática se ocuparon debidamente de informar a sus clientes de la caída de los descuentos en una situación tan particular como la pandemia.