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Jueves 18 de Abril del 2024

11-06-2020

PAGINA 12

Brasil sabe de historia

BRASIL.- El domingo último, cuan­do Brasil consiguió su segundo gol en el encuentro contra Suecia, el relator de ATC se esperanzó de que "a partir de ahora aparezca el verdadero scratch con todo su juego".

Un rato más tarde, cuando terminó el partido comentó que "Brasil jugó bien hasta que hizo sus dos goles, pero después salió del libreto que le ha impuesto Lazaroni, se fue arriba, trató de jugar su fútbol tradicional y ahí se complicó: deberá tomar nota de esto Brasil, para no salirse del libreto".

Entre un comentario y otro quedó desnuda la contradicción de quienes manejan los conceptos con el manual del lugar común del fútbol resultadista a mano. Es bueno lo que da dividendos; se hace un bollito para tirar a la basura con todo lo que no coti­za. Se reclama más juego (lo que está muy bien) pero luego se cuestiona el intento si no se cristaliza en la red. Y como contrapartida se toma como "bueno", una vez que colocaron la chapa de aquello que antes no conformaba. Todo según el color del cristal con que se miran los resultados ya producidos.

Lo que ocurrió en realidad en Torino —al menos lo que pudo verse por televisión— fue que los brasile­ños cumplieron una correcta actuación hasta el 2 a 0 y después aprovecharon los espacios que les abrían los suecos, naturalmente lanzados al ataque, para producir espectaculares contraataques. Se dio tam­bién que, con el resultado adverso, Suecia, un equipo duro, muy difícil, apretó todo lo que tenía que apretar y dispuso de algunas llegadas, además de convertir el gol del descuento.

Un remate de Careca, apenas alto, una pelota que le tapó el arquero a Alemao cara a cara y una extraordi­naria llegada en masa que terminó en un disparo de Jorginho que tapó Ravelli fueron los "pecados" que cometieron los brasileños cuando el partido se había hecho de ida y vuelta. Si eso significa salirse del libre­to de Lazaroni, que Lazaroni se meta el libreto en el fondo de la computadora.

Si las subidas de los amarillos generaban terreno libre para que los azules de Suecia hicieran lo suyo, bienvenidas en nombre del espectáculo que se pudo ver. Después de lodo, que Suecia pudo empatar el partido es tan cierto como que Brasil pudo meter cin­co goles, sin que nadie se debiera sorprender ni ras­gar las vestiduras por una u otra cosa.

Lo peligroso es manejar los conceptos con las an­teojeras del resultado como única variable. Con ese espíritu se dice que Brasil perdió el Mundial de Espa­ña en el '82 por no aguantar en el marcador y seguir atacando ante Italia y se recuerda que hace 16 años que no ganan un título. Lo que se olvida es que el fút­bol brasileño se hizo grande jugando, respetando su idiosincrasia, su manera de sentir este juego. Así ga­naron tres veces la Copa del Mundo. Por ese estilo, por esa alegría que algunos quieren reprimir, son queridos y respetados en el mundo entero. Aunque se salgan del libreto.

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