En una entrevista publicada en 2016 en el medio chileno The Clinic, el filósofo francés Jacques Rancière decía que las derechas están mostrando, en todo el mundo, una gran eficacia para convocar la adhesión del sentido común de las mayorías. ¿Cómo? En parte, hablándoles a través de símbolos identitarios muy primitivos y elementales, convocando sus sentimientos más básicos y también sus miedos más primarios y ancestrales.
El 31 de diciembre del año pasado, el ex presidente Mauricio Macri posteó en su Facebook un mensaje, curiosamente extenso para su estilo, titulado “El río del cambio”. Allí, el ya opositor comparaba a su movimiento político con un río, con una poderosa e imparable fuerza de la naturaleza: “el cambio es como un río. Avanza de forma imparable”. Aparentemente, un mensaje de paz y amor de fin de año, a pocas horas del brindis, del inicio de un nuevo año.