Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar consecuencias a futuro. Cuáles son los síntomas del golpe de calor en los más pequeños y cómo prevenirlo.
Técnicamente, el verano aún no comenzó, pero las altas temperaturas parecen haberse instalado. Todavía rige el informe especial del Servicio Meteorológico Nacional para advertir la llegada de jornadas con temperaturas de hasta 40ºC.
En este marco, el Sistema de Alerta Temprana por Olas de Calor y Salud (SAT-OCS), figura desde el comienzo de la semana en amarillo. Esto significa que las temperaturas actuales tienen un “efecto leve-moderado” sobre la salud, lo que puede ser “peligroso sobre todo para bebés, niños y adultos mayores”.
El disfrute del sol y del aire libre es muy importante para los niños y el verano invita a aprovechar las largas horas del día, sin embargo, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones al momento de realizar actividades al aire libre, para evitar riesgos en la infancia como los golpes de calor o la insolación.
“Cabe recordar que los bebes y niños pequeños son vulnerables a las altas temperaturas, por lo cual, se deben aumentar las medidas de prevención, estar muy alertas para detectar la presencia de síntomas como por ejemplo el agotamiento por calor, que al persistir puede llevar a un golpe de calor”, explicó la doctora Cecilia Avancini, jefa de pediatría de vittal.
Un golpe de calor se produce porque el cuerpo pierde agua y sales, la persona comienza a sentir un malestar general por el aumento de la temperatura corporal y la falla de los mecanismos para su regulación. “Se trata de un cuadro de deshidratación generalizada y los síntomas son similares para todos. Este malestar puede aparecer al momento o después de algunos días de altas temperaturas”, aseveró el jefe del Programa de Medicina Interna General del Hospital de Clínicas, Roberto Fayanás (MN 48.947).
“Cuando hace mucho calor, el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y puede elevarse a más de 37°, ya sea por deshidratación, agotamiento del mecanismo natural del sudor o desajuste del centro cerebral que controla la temperatura corporal”, detalló Avancini.
Existen dos grupos de riesgo más propensos a sufrir golpes de calor: los ancianos y los niños. “A medida que aumenta la edad, las personas se vuelven menos susceptibles a regular la temperatura, sufren períodos de hipotermia durante el invierno y tienen problemas con el calor en verano. Con respecto a los bebés, los síntomas de la deshidratación son muy similares: suelen estar tranquilos, con una baja en su actividad normal, se quedan dormidos, pierden la iniciativa, tienden a no comer ni llorar”, indicó el especialista.
Los más vulnerables:
Los menores de 5 años y más aún los menores de 1 año
Los niños con enfermedades crónicas que pueden ser: cardíacas, renales, mentales o neurológicas, otras
Los niños con fiebre por otra causa o diarrea
Los niños que presentan obesidad o desnutrición
Los que tienen la piel quemada por el sol
¿Cuáles son los síntomas?
Sudoración excesiva
En los bebés puede verse la piel muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y la zona del pañal (sudamina)
Piel pálida y fresca
Sensación de calor sofocante
Sed intensa y sequedad en la boca
Calambres musculares
Agotamiento, cansancio o debilidad
Dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos
Dolores de cabeza
Irritabilidad (llanto inconsolable en los más pequeños)
Mareos o desmayo
¿Cómo prevenirlo?
Para evitar estos cuadros es importante cuidar la hidratación y la alimentación. “A los lactantes se le debe dar el pecho con más frecuencia. Los niños deben tomar agua o jugos naturales a pesar de no tener sed, sin dejar pasar largos períodos de tiempo entre bebida y bebida. Es importante no ofrecer bebidas con cafeína o con mucha azúcar, y tampoco bebidas muy frías o calientes porque pueden causar dolor de estómago”, sostuvo la especialista.
En cuanto a la hidratación, se recomienda buscar diferentes maneras de refrescar el cuerpo, bañar o mojar todo el cuerpo de los más pequeños con frecuencia. Durante las actividades al aire libre, los niños deben descansar con frecuencia y evitar juegos con ejercicios físicos intensos. “Si el niño debe realizar actividad deportiva -explicó-, es necesario ofrecerle líquidos antes, durante y después de realizar la misma”.
Permanecer en casa en lugares frescos y bien ventilados y salir por la mañana o en la última tarde, cuando los rayos solares son más tenues y la sensación térmica menos sofocante y más agradable, evitar exponer a los niños entre las 10 y las 16 horas. En lo que respecta la vestimenta, los especialistas aconsejan vestir a los niños con ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros. También, optar por el uso de gorros amplios o gorritos con viseras y anteojos de sol.
Por último, utilizar bloqueador solar de 40 al 60 FPS (Factor de Protección Solar) diseñados especialmente para niños. Aplicar en la piel expuesta al sol (no olvidar las orejas y la piel de la nuca). Su aplicación debe ser antes de salir al exterior, es decir, antes de exponerse al sol cuando la piel se encuentra seca y fresca. Los niños en las playas deberían usar una camiseta.