El informe de este año analiza el desempeño de los países en 80 indicadores para la mitigación, financiación y adaptación al cambio climático. El reporte de 2019 Brown to Green Report ”De marrón a verde: La transición del G20 hacia una economía de emisiones netas cero” es la 10ª revisión anual de la acción climática del G20 por la ONG de Climate Transparency.
El informe destaca que el país debería limitar sus emisiones a 205 MtCO2e para 2030 y mantenerse por debajo de 55 MtCO2e para 2050 para ser compatible con el escenario 1,5°C del IPCC. Sin embargo, según el plan presentado por el Gobierno a la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC), el país emitirá 422 MtCO2e en 2030, más del doble de lo necesario para evitar una catástrofe planetaria irreversible, según los cálculos realizados por otra ONG, Climate Action Tracker.
Estas cifras son particularmente relevantes porque el año que viene entrará en vigor el Acuerdo de París, cuyo objetivo es mantener a raya el aumento de la temperatura mundial en 1,5C. Según el tratado, cada país debe presentar en 2020 una propuesta mejorada de su Contribución Nacionalmente Determinada (o NDC) que exhiba mucha mayor ambición.
Según detalla el informe, en Argentina, los combustibles fósiles representan el 86% del mix de energía primaria (incluyendo energía, calor, transporte, etc.). Si bien las energías renovables han comenzado a despegar lentamente, el uso del gas ha aumentado considerablemente también.
El gas y las grandes centrales hidroeléctricas son la principal fuente de electricidad en Argentina. Para mantenerse dentro del límite de 1,5°C, Argentina necesita eliminar paulatinamente el gas, el petróleo y el carbón en el mix de la generación eléctrica y acelerar el uso de renovables.
“Los subsidios que se destinan a incentivar el desarrollo de hidrocarburos (principalmente de Vaca Muerta, y las reservas offshore) son uno de los principales obstáculos en la transición energética. Argentina destinó más de 6.000 millones de dólares en 2018. A pesar de los grandes desarrollos en energía renovable, Argentina no está en camino de revertir sus emisiones antes de 2030, y está proporcionando los más altos subsidios a los combustibles fósiles por unidad de PIB en el G20. En 2020 el país necesita mejorar sustancialmente las medidas para fortalecer su compromiso climático”, destacó Enrique Maurtua Konstantinidis, experto en cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), uno de los partners de CT en este reporte.
En el sector del transporte en Argentina tampoco se han registrado avances. Este sigue dominado por los combustibles fósiles, mientras que los biocombustibles y la electricidad representan sólo el 8% de la combinación energética en el transporte. “El rápido aumento de las emisiones de la aviación es alarmante. Para mantenerse dentro de un margen de 1,5°C el transporte de pasajeros y de mercancías debe descarbonizarse”, agrega el reporte respecto de las emisiones globales.
Otro sector en el que la Argentina debería poner atención es el de la construcción. Las emisiones de los edificios de Argentina - incluyendo calefacción, cocina y uso de la electricidad - representan casi un tercio del total de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía. Pero el país ha reducido ligeramente las emisiones de los edificios.
El informe destaca que “por la naturaleza de la economía Argentina, la reducción de emisiones relacionadas con el uso de la tierra es fundamental”. Para mantenerse dentro del límite de 1,5°C, señala, Argentina necesita hacer del sector forestal un sumidero neto de emisiones, por ejemplo, deteniendo la expansión de la frontera agrícola en áreas de bosque nativo y restaurando zonas deforestadas.
Para Maurtua Konstantinidis la denominada transición justa, un paso hacia las energías renovables, cambio en los modelos de producción y usos del suelo, con reconversión de los puestos laborales es la gran oportunidad para Argentina y la región: “Para implementar efectivamente una transición justa en Argentina es la escasez o la falta de evaluación de la situación social y laboral. La vulnerabilidad, así como la adecuada inclusión de los sindicatos en el diseño y las etapas de seguimiento de las políticas de cambio climático, dificulta la inclusión de un sistema justo de en las agendas de los gobiernos”.
“Es importante destacar que la economía de la Argentina tiene grandes oportunidades de expansión si se enfoca en medidas de adaptación y mitigación del cambio climático. Sin embargo, las señales políticas fueron en sentido contrario: las empresas de gas recibieron US$ 3.660 millones en subsidios para la explotación de las reservas de shale (2016 a 2018)”, sostiene el informe.
Entre otras, el Brown to Green Report establece las siguientes recomendaciones:
Establecer un camino claro para la energía renovable mediante la eliminación progresiva de los subsidios a los combustibles fósiles y detener la explotación de nuevas reservas de petróleo y gas.
Cambiar a prácticas de agricultura sostenible y detener la deforestación.
Apoyar en el sector transporte una transferencia modal en modos de transporte de pasajeros proporcionar alternativas como los que funcionan con electricidad transporte público y transporte no motorizado modos.
Los otros países
Ninguno de los países del G20 tiene un plan que lo encamine hacia una economía de emisiones netas cero para 2050. Esto a pesar de que la mayoría son técnicamente capaces de ampliar la acción climática y acercarse progresivamente a los objetivos climáticos de París. Esta es la principal conclusión del informe.
El informe concluye que las emisiones de CO2 en los países del G20 se dispararon un 1,8% en 2018 debido al aumento de la demanda de energía. Las emisiones del transporte del G20 aumentaron un 1,2% en 2018. Los combustibles bajos en carbono representaron menos del 6%. La reducción de los subsidios gubernamentales al sector de la aviación, la imposición de impuestos al combustible de aviación y el uso de los ingresos para invertir masivamente en electricidad impulsaría enormes reducciones de emisiones en todos los países.
El sector de la construcción ha sido el que ha registrado el mayor aumento de las emisiones, ya que la rehabilitación de edificios existentes supone un reto para todos los países del G20 por igual. En 2018, las emisiones del sector eléctrico aumentaron un 1,6%. A pesar de un aumento de más del 5% en el suministro de energía renovable, la participación de los combustibles fósiles en la combinación energética del G20 sigue siendo del 82%.
En promedio, alrededor del 70% de las emisiones de CO2 en los países del G20 todavía no tienen un precio o tienen un precio insuficiente, pero la mayoría de los países tienen o están considerando un esquema explícito de fijación de precios del carbono. Los subsidios a los combustibles fósiles están disminuyendo en algunos países, pero los subsidios a la infraestructura y producción de gas natural están en aumento.